Entre Martinis y Vampiros: la noche que lo cambió todo.
Yo notaba felicidad desbordante. Algo un poco inusual, pero hasta cierto punto comprensible. La tomaste como una fiesta de despedida. Invitados también inusuales. Creo que resultó la mejor audiencia que pude haber tenido, ya que gracias a ellos no hubo distractores importantes... te centraste en mi.
TU - ¿Dónde están?
YO - Ya llegamos, estamos a un lado de la entrada. ¿Y tú? ¡Ah, ya te vi! Aquí te vemos.
Comienza a llegar la gente. Excelente anfitrión: atiendes a todos, ordenas a los meseros, te preocupas porque todos estemos bien.
YO - Deberías ser PR. Estás como pez en el agua, este es tu ambiente. Organizar eventos es lo tuyo, conoces a mucha gente, tienes contactos y te gusta.
Sonríes, asientes con la cabeza y me clavas una mirada donde se sobreentiende lo atinado de mi comentario.
TU - Ya me lo han dicho. Lo he pensado también.
Transcurre la velada. Las demostraciones de entusiasmo me aceleran el pulso. Golpeas mi costado con tu codo para seguir el juego de la coreografía al ritmo de la música. Poco a poco las pláticas se vuelven privadas.
La nuestra no puede resultar mejor: me explicas el trasfondo de tus actitudes de grinch en el trabajo, tocas temas delicados donde me demuestras el grado de confianza que me tienes, confiesas la necesidad de hablar con alguien de esos temas y el gran alivio sientes al poder expresarlo.
TU - Hay gente que ayuda y apoya pero busca algo a cambio. Tú eres diferente, eres desinteresado y eso lo admiro mucho en ti. Nunca buscas recompensa ni pides favores. Ni con todo el dinero del mundo podría comprar tu amistad. Me lo has demostrado desde el principio. Has estado ahí para mi. Confío ciegamente en ti.
YO - ¿Así?, ¿de plano?, ¿ciegamente?
TU - Ciegamente.
Temas dispersos. Sonrisas, risas, carcajadas. Palmadas de afecto sincero en el hombro. Mi corazón late sin cesar. La sangre fluye intensamente por todo mi cuerpo. ¿Ves lo que provocas? Tal vez sospeches.
TU - Jajaja, ¡Neta, me caes muy bien!
YO - Si, jeje. Creo que borrachín también me caes mejor.
TU - Tu sentido del humor es muy bueno, jajaja.
YO - Por eso digo, tú borracho me caes mejor... y yo sobrio cuando tu borracho también mejor, jajaja.
TU - Cuando regrese quiero una fiesta de bienvenida, y quiero que tú me la organices.
YO - Ajá, ¿y qué digo? ¿Que te organizo una fiesta porque regresas de tus vacaciones?
TU - ¡Eso no lo se wey! Pero quiero que tú me organices una fiesta de bienvenida.
YO - ¿Cuándo te vas de vacaciones?
TU - El viernes ya no voy a trabajar.
YO - ¿Ya este viernes? ¡Cierto!
GM - ¡Por fin! ¡Vamos a descansar de ti! (GM = Gente Metiche)
En ese instante pienso: Calma. Tranquilo. ¡La plática era bidireccional!, ¡cupo limitado!
TU - Aunque no lo crean, me van a extrañar.
YO - Pues yo si te voy a extrañar.
Mirada incrédula, de inconformidad, algo así como cuando en el MSN pones los ojos ¬¬.
YO - ¡En serio!
Cambias la mirada. Sonrisa incluída.
TU - Yo sé que tú sí me vas a extrañar.
Transcurre el tiempo. Pagas la cuenta. Me pides que junte la propina. Ordenas una última ronda de cuatro cervezas (éramos más pero sólo pediste una para ti, una para mi, y otras dos para otras dos personas). Las pago yo.
TU - Divídanse entre cuatro.
YO - ¡Ay ya!, si sólo son cuatro cervezas, no hay problema.
TU - ¿Ves a lo que me refiero con el desinterés?
Últimos pasos de baile. Hora de partir. No recuerdas bien donde dejaste tu carro. Te acompaño.
YO - Con cuidado a tu casa.
TU - ¿A mi casa? Noup. ¡Voy a seguirla! ¡Si todavía es temprano!
YO - No manches, estás algo pasado de copas ya. Mejor vete a tu casa.
TU - No, no. Un rato más.
YO - ¡Hasta necio! Bueno, sólo ten mucho cuidado, no quiero que te vaya a pasar algo malo.
Apretón de manos. La despedida usual de los amigos. Ya duró 2 segundos más de lo normal (lo cual yo provoqué). Aprieto más fuerte y aprietas más fuerte. Miradas encontradas.
YO - Es en serio, no quiero que te vaya a pasar algo.
TU - Es en serio, no me va a pasar nada.
Ocurre mi confesión en ese momento. Algo así como "ya te desahogaste tú hace rato, ahora voy yo". Mi brazo derecho enlaza tu cuello / hombros y tu brazo derecho enlaza mi espalda. Mi cabeza sobre tu hombro derecho y viceversa. Pocos segundos que me hacen pensar en lo maravillosa que es la vida por el simple hecho de poder estar ahí en ese momento contigo. Un pequeño instante en el que todo cobra sentido.
YO - ¡Te quiero mucho!, ¡no te imaginas cuánto te quiero!
Asientes con la cabeza. Lo siento. Tu barbilla toca mi hombro.
TU - Lo sé.
Abres la puerta del carro. A punto de entrar:
YO - Si sabes a lo que me refiero, ¿verdad?
No haces caso. Repito la pregunta con tono enfático.
TU - Sí lo sé.
Sobra aclarar que esa noche no concilié el sueño. Porque esa noche lo cambió todo. Esa noche lo cambiaste todo.
Comentarios
y lo mejor es que es adictiva jejej